Mi Viaje: Una Vida Forjada en el Arte del Metal y la pintura

Nací en Vila-real (Castellón) en 1950, y aunque mis primeros años de escuela transcurrieron en Benasal, el pueblo de mi padre, siempre sentí una curiosidad inmensa, casi una llamada, hacia los oficios que implicaban el manejo del hierro. Desde muy joven, esas inquietudes fueron creciendo dentro de mí, impulsándome a sumergirme de lleno en trabajos donde este metal era el protagonista.

Con el tiempo, no solo trabajé con el hierro, sino que me especialicé profundamente en sus secretos. Aprendí y perfeccioné técnicas como la forja, dándole forma al metal con fuego y martillo; el repujado, creando relieves y texturas; el recalado, el torneado, y por supuesto, la soldadura y la fundición, esenciales para dar vida a mis visiones. Cada una de estas disciplinas me convirtió, poco a poco, en un auténtico experto del metal, capaz de comprender sus límites y sus infinitas posibilidades.

Pero mi camino no se detuvo en la técnica. A la par que mis manos se familiarizaban con la dureza y la maleabilidad del hierro, mi mente buscaba expandirse a través del arte. Empecé a devorar libros: de dibujo, de pintura, de escultura… fue un sinfín de conocimientos que absorbí con pasión. Esta combinación de mi vocación innata por el metal, el empeño incansable por dominar sus formas y esa sed insaciable de aprendizaje artístico, es lo que me ha permitido hoy transmitir mis ideas y pensamientos más íntimos a través de mi verdadera pasión: la escultura en hierro. Cada pieza es un diálogo, una parte de mí que comparto con el mundo, forjada con la experiencia de toda una vida.